Y te responderé
con buen talante y porte:
¿Cómo voy a perder el Norte
si he nacido en él?
Á
domingo, 4 de diciembre de 2016
jueves, 1 de diciembre de 2016
Mentiras que no valen nada
Es cierto que nunca te he querido, siempre me ha gustado
mucho más tu personalidad que tú en persona. Siempre ha sido un amor platónico,
me enamoré de lo que creí que eras y cuando lo descubrí, aprendí que mi fe me
había jugado una mala pasada, otra de muchas.
Es cierto que nunca te he querido, ni me ha gustado pasear
contigo por el muro de la playa jugando con acrónimos mientras escapábamos de
la lluvia, o de nosotros, a estas alturas ya ni sé de qué hemos escapado desde
que nos encontramos. Solo sé que al encontrarte me perdí, a mí misma en ti y mi
tiempo sin estar a tu lado. Pero no, nunca te he querido, en mi cabeza ha sido
todo un juego, y como en los mejores juegos lo he apostado todo, un “all in”,
pero a ciegas; y ¿sabes? He ganado, o al menos lo he intentado.
Es cierto que nunca te he querido, ni me has dejado
llorando en un bordillo susurrándome a mí misma: “Big girls don’t cry”. No,
nunca te lo he permitido. ¿En qué cabeza cabe eso? Lo nuestro siempre ha sido
real aunque yo nunca te he querido, tampoco te he pensado o escrito, en la
arena, en el mar o entre lágrimas. Siempre te he olvidado en tus idas y
venidas, y nunca, nunca te he esperado. Dicen que “quien espera, desespera”,
así que yo simplemente me he limitado a olvidarte. No lo sabes, pero cada noche
en lo más alto te he olvidado, o al menos lo he intentado.
Creo que es cierto que nunca te he querido, ni que me has
llegado a importar; pero lo que de verdad sé que es cierto es que tú, nosotros
y estas líneas, son mentira.
Á
lunes, 28 de noviembre de 2016
Fuego
Si para no sentirte
tuviera que volver a nacer,
procuraría no pedirte fuego
como aquella primera vez.
Porque fue ese fuego
que además de arder,
ha incendiado mis veranos,
inundándome de cenizas
que no resurgen entre mis manos,
y me ha calado de quemaduras
que cada septiembre reabren las roturas,
que no sangran, pero supuran
en despedidas agridulces
del veraneante que se va.
tuviera que volver a nacer,
procuraría no pedirte fuego
como aquella primera vez.
Porque fue ese fuego
que además de arder,
ha incendiado mis veranos,
inundándome de cenizas
que no resurgen entre mis manos,
y me ha calado de quemaduras
que cada septiembre reabren las roturas,
que no sangran, pero supuran
en despedidas agridulces
del veraneante que se va.
Sin prisa pero sin pausa
Tenemos demasiados silencios pendientes
que llenar de versos sin prisa,
y besos sin pausa.
Á
que llenar de versos sin prisa,
y besos sin pausa.
Á
martes, 22 de noviembre de 2016
1-0
Soy de quien defiende que ganar
no es más que robarle tiempo al tiempo perdido,
porque discutir sin argumentos con el viento
es celebrar la batalla de quien la puerta cerró.
Soy de quien sonríe al recordar
que cierro más el ojo izquierdo cuando río,
y no del que apostó tanto al maldito tiempo
que sin llegar al final del partido, me perdió.
Á
no es más que robarle tiempo al tiempo perdido,
porque discutir sin argumentos con el viento
es celebrar la batalla de quien la puerta cerró.
Soy de quien sonríe al recordar
que cierro más el ojo izquierdo cuando río,
y no del que apostó tanto al maldito tiempo
que sin llegar al final del partido, me perdió.
Á
Lluvia 2.0
Siempre
ha sido nuestra, a la lluvia me refiero,
como los veranos de “orbayu”, goteras y humedades,
calados hasta los huesos pero nunca el uno del primero,
en los que solo hemos resistido una tormenta juntos, solo una,
la misma que nos convirtió en catarata y precipicio.
La lluvia es un “besar azul”, como diría Lorca,
desprende gotas que al infinito miran y hace vibrar las almas,
pero yo solo me empapaba de ciegos rechazos que ahorcan,
y ojos que me observaban desde la otra punta del bar,
cerrando cada verano la puerta con un seco pestañeo.
Allí lo único azul era la playa, en la que verte era peor
que contemplar las gotas estrellándose contra la ventanilla,
y lo único que quería era agarrar el coche con furor
limpiaparabrisas intermitente para barrer tu lluvia,
emborronando el horizonte, la playa y a ti.
Hoy solo me queda mi propia lluvia, nunca jamás compartida,
nuestros cuerpos empapados de sudores, pero fríos;
sudores de noches perdidas y silencios meditados,
sudores atrapados que algún día conseguirán borrar
toda la lluvia que cayó en nuestra playa y a ti.
Á
como los veranos de “orbayu”, goteras y humedades,
calados hasta los huesos pero nunca el uno del primero,
en los que solo hemos resistido una tormenta juntos, solo una,
la misma que nos convirtió en catarata y precipicio.
La lluvia es un “besar azul”, como diría Lorca,
desprende gotas que al infinito miran y hace vibrar las almas,
pero yo solo me empapaba de ciegos rechazos que ahorcan,
y ojos que me observaban desde la otra punta del bar,
cerrando cada verano la puerta con un seco pestañeo.
Allí lo único azul era la playa, en la que verte era peor
que contemplar las gotas estrellándose contra la ventanilla,
y lo único que quería era agarrar el coche con furor
limpiaparabrisas intermitente para barrer tu lluvia,
emborronando el horizonte, la playa y a ti.
Hoy solo me queda mi propia lluvia, nunca jamás compartida,
nuestros cuerpos empapados de sudores, pero fríos;
sudores de noches perdidas y silencios meditados,
sudores atrapados que algún día conseguirán borrar
toda la lluvia que cayó en nuestra playa y a ti.
Á
jueves, 17 de noviembre de 2016
Hoy por ti
De apellido alemán
y sangre caliente,
la encontré esperando
en una puerta,
hace cinco años ya,
y desde entonces
hace perder la cabeza
a quien tiene los cojones
de abrir la suya.
Es pequeña de estatura
pero desprende alma pura
y sana locura
por los cuatro costados.
Llega y te encuentra
cuando estás perdido,
arrasa contigo,
te mata a bailar
y te revive con sus “cuenta conmigo”.
Contagia realidad y certeza
y escucharla es una mezcla
entre bailar
al son de tu canción favorita,
y cantar a pleno pulmón
al compás de los versos más reales.
Con ella sí que los lunes
son menos lunes,
y si me apuras
son bastante sábado.
Y aunque haya nacido en él,
es capaz de perder el Norte,
y romper con todo,
por los que le importan.
Hoy pienso en la vida,
los cuentos que nos quedan por contar,
el “camino de utopías” que recorrer,
y el mundo que aún tenemos que arreglar.
Y repito, hoy, y siempre por ti compañera.
Á
la encontré esperando
en una puerta,
hace cinco años ya,
y desde entonces
hace perder la cabeza
a quien tiene los cojones
de abrir la suya.
Es pequeña de estatura
pero desprende alma pura
y sana locura
por los cuatro costados.
Llega y te encuentra
cuando estás perdido,
arrasa contigo,
te mata a bailar
y te revive con sus “cuenta conmigo”.
Contagia realidad y certeza
y escucharla es una mezcla
entre bailar
al son de tu canción favorita,
y cantar a pleno pulmón
al compás de los versos más reales.
Con ella sí que los lunes
son menos lunes,
y si me apuras
son bastante sábado.
Y aunque haya nacido en él,
es capaz de perder el Norte,
y romper con todo,
por los que le importan.
Hoy pienso en la vida,
los cuentos que nos quedan por contar,
el “camino de utopías” que recorrer,
y el mundo que aún tenemos que arreglar.
Y repito, hoy, y siempre por ti compañera.
Á
martes, 8 de noviembre de 2016
¿Qué pasa con el pasado que no pasa pero arrastras?
¿Qué pasa con el pasado que no pasa pero arrastras?
¿A dónde van a parar tus miedos que por miedo no quisieron
vivir?
¿Por qué ya no hay promesas prometidas que incumplías?
¿Cómo, una vez empezado el invierno, voy a lograr no escribir?
Que hace tiempo que te busco en el invierno de tus veranos,
donde llevas demasiado tiempo desalmado y sin estar,
porque en cuerpo nunca estabas y aun así yo te esperaba,
como quien espera cada madrugada, en sueños, contigo soñar.
Á
¿Por qué ya no hay promesas prometidas que incumplías?
¿Cómo, una vez empezado el invierno, voy a lograr no escribir?
Que hace tiempo que te busco en el invierno de tus veranos,
donde llevas demasiado tiempo desalmado y sin estar,
porque en cuerpo nunca estabas y aun así yo te esperaba,
como quien espera cada madrugada, en sueños, contigo soñar.
Á
jueves, 3 de noviembre de 2016
jueves, 27 de octubre de 2016
Tarde
- ¿Cómo de tarde llego? – preguntó
él.
- Tarde. Llegas tarde para
acostumbrarte a mis días nublados y a ganarte los buenos. Tarde al desayuno y a
mis despertares enfadados. Llegas tarde a cualquier lugar que esté a mi lado, a
compartir té y rutinas; a verme disfrutar cantando en la ducha. Llegas tarde a
las tardes de lluvia, que en el Norte pesan más, pero no te echan de menos;
tarde como el sol cuando lo esperas y no sale. Llegas tarde a quedarte, y qué
rabia que llegues tan tarde a donde nunca tuviste intención de estar. –
respondió ella.
Á
domingo, 23 de octubre de 2016
Lo triste es que hemos dejado de ser para no estar.
Eras invierno en mis veranos,
hacías de mi calma, tempestad,
negabas mil caricias con tus manos,
a orillas de mi no tan tuyo mar.
Eras azul humedeciendo el verde,
ensombrecías el monte al florecer,
probando que a tu lado solo se pierde,
forzando a mis miedos a morder.
Á
hacías de mi calma, tempestad,
negabas mil caricias con tus manos,
a orillas de mi no tan tuyo mar.
Eras azul humedeciendo el verde,
ensombrecías el monte al florecer,
probando que a tu lado solo se pierde,
forzando a mis miedos a morder.
Á
domingo, 16 de octubre de 2016
No tiene fin nuestro sin principios.
Quizás pienses en volver con Copenhague,
entre acordes no bailados mezclados con sal,
con mensajes de lluvia mojando tus miedos,
salvándote así del gran salto mortal.
Quizás sea superviviente del naufragio
cuando al alba tú decidas regresar,
y recorra una a una con la yema de mis dedos
las medias noches de verano que te pienso cobrar.
Quizás el tiempo y el viento nos den la razón,
demostrándonos que no está aún todo perdido,
enseñándome a mí a ser calma y no tempestad,
y a ti a amar como si por fin estuvieras vivo.
Á
entre acordes no bailados mezclados con sal,
con mensajes de lluvia mojando tus miedos,
salvándote así del gran salto mortal.
Quizás sea superviviente del naufragio
cuando al alba tú decidas regresar,
y recorra una a una con la yema de mis dedos
las medias noches de verano que te pienso cobrar.
Quizás el tiempo y el viento nos den la razón,
demostrándonos que no está aún todo perdido,
enseñándome a mí a ser calma y no tempestad,
y a ti a amar como si por fin estuvieras vivo.
Á
miércoles, 12 de octubre de 2016
El saber que sin ti lo soy todo.
Cuando perdí el derecho a saber de ti,
decidí también olvidar la razón y buscar la locura,
y en ella encontré que el sinónimo de vivir,
es descubrir en las pequeñas cosas ternura.
Cuando dejé de vivir la vida que no quería dejar atrás,
empecé a sonreírle a los que merecen la alegría
y las penas empecé a mezclarlas con Gin Kas,
brindando con los que bien te quieren día a día.
Á
decidí también olvidar la razón y buscar la locura,
y en ella encontré que el sinónimo de vivir,
es descubrir en las pequeñas cosas ternura.
Cuando dejé de vivir la vida que no quería dejar atrás,
empecé a sonreírle a los que merecen la alegría
y las penas empecé a mezclarlas con Gin Kas,
brindando con los que bien te quieren día a día.
Á
miércoles, 28 de septiembre de 2016
Que de boquilla crezco, pero me vuelvo minúscula al verte.
No voy a fingir que estoy bien,
porque estarlo significa pasear y no verte;
y no escribirte a través de una pantalla para luego borrarlo
como borran las olas los castillos de arena.
No voy a fingir que estoy bien,
porque estarlo significa querer quererte,
y no sentirme frágil al hacerlo.
Á
porque estarlo significa pasear y no verte;
y no escribirte a través de una pantalla para luego borrarlo
como borran las olas los castillos de arena.
No voy a fingir que estoy bien,
porque estarlo significa querer quererte,
y no sentirme frágil al hacerlo.
Á
jueves, 21 de julio de 2016
Tormenta de verano
Dejamos de pensar en cosas, de no
hacer cosas, y de hablar de cosas; como dejan de caer las hojas de los árboles al
asomar el sol en primavera. Fuimos lo que fuimos porque nunca pusimos más
empeño en ser ni más, ni menos, como quien se acostumbra a tener sed en el
desierto. Siempre te gustó hablar del tiempo, y no de mí; y alardeabas de
conocerme, sin saber que yo era tormenta de verano cada madrugada que tú no estabas.
Y yo que me empeñaba en pensar que nos sucedería la calma, como a toda buena
tempestad, olvidé que dos cuerpos encaprichados en sus diferencias no
coexisten sin inestabilidad.
Á
jueves, 30 de junio de 2016
Ya no.
Ya no lo quiero, ya no me
vale,
Tu regreso, el "superventas" del verano,
Te verso y sin besos
mendigo,
Caricias agotadas que de
mí ya no salen.
Ahórrate el destrozo, ni
lo intentes,
No digas, no estés, no te
quemes conmigo,
No son ya, ni existen
Todas las playas donde
planeamos haber sido.
Juntos, ya no
alimentaremos
Los aullidos que
prometimos, y hoy maldigo.
Ya no te quiero, ya no me
sale,
De la boca un te quiero
precipitado,
A sorbos te estorbo y me
digo
“Un amor a primera vista,
ya no me vale”.
Á
viernes, 10 de junio de 2016
Cinco sentidos
He visto
Un papa argentino poniendo a raya a la Iglesia,
Una guerra empezando por no creer en un mismo Dios,
Una flor consumirse por la anorexia,
Del mismo sexo, quererse a dos.
He oído
Que cuando el río suena, agua lleva,
Que agua que no has de beber, déjala correr,
Que contra las muchas penas, las copas llenas
Y que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver.
He tocado
Los amores de una noche al despertar,
Los cuerpos desafiantes del dualismo cartesiano,
Los abrazos a desgana que por pena me quisiste dar,
Y cada resquicio de tus veranos con mis manos.
He olido
El caos de partitura incensar Vietnam,
El miedo de la mujer a la que un hombre aterra,
El sudor del primer polvo a un joven embalsamar,
Y la frescura de la lluvia que perfuma nuestra tierra.
He besado
En la boca a quien no lo merecía,
En la mejilla a quien le debía un orgasmo,
En el peor momento tu falta de empatía,
Y a destajo tu insaciable sarcasmo.
Pero nunca he sentido,
Lo que se siente
Al ser un amor correspondido.
Á
Un papa argentino poniendo a raya a la Iglesia,
Una guerra empezando por no creer en un mismo Dios,
Una flor consumirse por la anorexia,
Del mismo sexo, quererse a dos.
He oído
Que cuando el río suena, agua lleva,
Que agua que no has de beber, déjala correr,
Que contra las muchas penas, las copas llenas
Y que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver.
He tocado
Los amores de una noche al despertar,
Los cuerpos desafiantes del dualismo cartesiano,
Los abrazos a desgana que por pena me quisiste dar,
Y cada resquicio de tus veranos con mis manos.
He olido
El caos de partitura incensar Vietnam,
El miedo de la mujer a la que un hombre aterra,
El sudor del primer polvo a un joven embalsamar,
Y la frescura de la lluvia que perfuma nuestra tierra.
He besado
En la boca a quien no lo merecía,
En la mejilla a quien le debía un orgasmo,
En el peor momento tu falta de empatía,
Y a destajo tu insaciable sarcasmo.
Pero nunca he sentido,
Lo que se siente
Al ser un amor correspondido.
Á
miércoles, 8 de junio de 2016
Luz de gas
Un soplido corto y tenue
por ti,
para que nunca se apague la luz
que encendiste en mí,
que ni crea, ni destruye,
que no quema, pero abrasa,
que nos une, y que por eso
si te alejas, me atenúas,
si te encuentro, quiero contigo
hacer camino y encenderte cada día,
no sin antes calarme en cada despedida.
Atrapar contigo cada rayo de luz del faro,
iluminando cada sueño, botella en mano.
Aunque no estés, te pido: nunca te apagues.
que el amanecer nos pille bailando
a ritmo de Robe,
con veintidós suspiros acompasados.
Escucharlos juntos en cualquier playa,
y respirar contigo,
alumbrando cada milímetro
de la orilla de mi ombligo,
y hacer de ello rutina,
sería lo suyo,
para finalmente romper con ella,
que sería lo nuestro.
por ti,
para que nunca se apague la luz
que encendiste en mí,
que ni crea, ni destruye,
que no quema, pero abrasa,
que nos une, y que por eso
si te alejas, me atenúas,
si te encuentro, quiero contigo
hacer camino y encenderte cada día,
no sin antes calarme en cada despedida.
Atrapar contigo cada rayo de luz del faro,
iluminando cada sueño, botella en mano.
Aunque no estés, te pido: nunca te apagues.
que el amanecer nos pille bailando
a ritmo de Robe,
con veintidós suspiros acompasados.
Escucharlos juntos en cualquier playa,
y respirar contigo,
alumbrando cada milímetro
de la orilla de mi ombligo,
y hacer de ello rutina,
sería lo suyo,
para finalmente romper con ella,
que sería lo nuestro.
Á
viernes, 3 de junio de 2016
Y proponerte.
“Que el tiempo no se detiene y tú eliges,
disgustos o placeres,
dime que prefieres,
porque nos queda la memoria,
nos queda nuestra historia,
da igual si ruina o gloria,
nos quedan los sueños y la rabia,
aunque mañana nos separemos como Yugoslavia.”
disgustos o placeres,
dime que prefieres,
porque nos queda la memoria,
nos queda nuestra historia,
da igual si ruina o gloria,
nos quedan los sueños y la rabia,
aunque mañana nos separemos como Yugoslavia.”
Un bolero en Berlín
Tengo el plano a la mitad por planearte,
Una ventana sin vistas al
mar, y no en Madrid,
El techo pintado color
esperanza
Para trazarte todos los
versos pendientes en la espalda.
Volveré si a la vuelta de
la esquina te encuentro,
Dibujando caracolas
rubias en el Metro,
En el túnel, contarte un
cuento,
Y proponerte.
Otro sorbito de una
sangría compartida,
Recorrer juntos el parque
de aquí al lado,
Repetir un desliz, conocerte en un banco,
A destajo besarte, y al
trabajo ir a buscarte.
Hacerte una playita en
medio del salón,
Donde cada noche
estallará una revolución.
Gritar con Andrés, bebernos hasta hacernos viejos,
Y proponerte.
"Quand tu veux on y va"
"Quand tu veux on y va"
Á
domingo, 15 de mayo de 2016
Cuando Domingo y no estás tú
Dormir, llegar,
desayunar, follar,
Unos felices, otros
tristes, los Domingos al despertar.
Día de llevar años sin
saber de ti,
Día de resacas, de no
poder más.
Domingo de recordarte en
la almohada,
En la ducha y en la
tostada.
Añorar las caricias no
vividas anoche en el portal,
De querer encontrarte y
tomar tu mirada prestada.
Dormir, para no llorar,
evitar el azul
Llorar en la ducha,
ahogada en champú
Desear tu voz a través
del teléfono,
O que el pijama que no me
quito fueras tú.
Domingo de besar tu recuerdo,
De sentir que te perdí y
te pierdo,
De no ser ya más tu amor
de quince años
Cuando yo me dejé morder
y tú ya no estabas de acuerdo.
Á
domingo, 8 de mayo de 2016
Agua que fluye
Éramos y somos
Un riachuelo que muere previo al mar,
Una ría que decide no desembocar,
Y supongo entonces, que por eso seguimos siendo.
Á
Un riachuelo que muere previo al mar,
Una ría que decide no desembocar,
Y supongo entonces, que por eso seguimos siendo.
Á
Lluvia.
“Nuestra historia era
imposible como mirar la silueta de la lluvia.”
Marwan
Siempre ha sido nuestra,
a la lluvia me refiero.
Veranos llenos de orbayu,
goteras y humedades,
calados hasta los huesos,
nunca el uno del otro
y solo hemos resistido
una tormenta juntos, solo una.
La misma que nos convirtió en catarata y precipicio.
La lluvia es un besar
azul, como diría Lorca,
pero yo solo me empapaba
de ciegos rechazos
y ojos que me observaban
desde la otra punta del bar,
nunca para emitir el
sonido que deja una puerta abierta.
La misma que cada verano
se cerraba de un portazo.
Y lo único azul era la
playa,
en la que verte era peor
que contemplar gotas estrellándose contra el marco de la ventanilla.
Cuando lo único que me
importaba era coger el coche, a doscientos
limpiaparabrisas intermitente,
emborronando el
horizonte, la playa y a ti.
Ahora solo me queda mi
propia lluvia
nunca jamás compartida, ni mojada,
nuestros cuerpos empapados de sudores, pero fríos,
los que algún día borrarán la lluvia que cayó
en nuestra playa, y a ti.
Á
jueves, 5 de mayo de 2016
miércoles, 20 de abril de 2016
Morir y no matar.
Dependiendo y pendiendo
de un hilo
Cayendo, en picado contra
un suelo de roca, fina y puntiaguda.
Pinchándome con el
segundero,
En cada tic que me matas
callando,
Y cada tac que me cuenta
que eres otra herida.
Y aun así me dejaría
joder, una vez más
Por el inmenso vacío que
dejas.
¿De qué vamos a hablar? Si
decides volver,
Ahora que estoy callada
Y no has llamado tú para
entender,
Que mi vida no se puede
resumir en partitura, poema ni prosa
Si no en planes, no
planos, que a día de hoy carecen de estructura base alguna.
No hay cimientos, más
bien mis sentimientos están a flor de piel ahora,
A punto de estallar, y
dudo que resurjan esta vez
De sus cenizas, porque no
las hay.
Porque para hacer fuego
se necesitan dos,
Alguien que mate
Y alguien, que al igual
que yo, decida dejarse matar.
Y por eso estoy aquí hoy,
que no me encuentro ni en el papel,
Cometiendo el
puto,
mismo
error,
de
siempre,
de culpar de asesino
a quien nunca
pretendió empuñar el arma.
Á
"Volveré a las noches sin dormir
y las noches sin pensar,
y las noches sin soñar,
y las noches sin sentir."
Nacho Vegas
martes, 29 de marzo de 2016
They'll name the city after us.
Perdimos la noción del tiempo y la razón que nos juntó, ni siquiera sabemos
qué hacemos aquí. Lo desconocido nos hizo desconocer hasta el día que es,
guiarnos por el sol, lluvia y mareas, desconectar. No saber nos ha hecho
inseparables, invencibles. Hablamos de todo y a la vez de nada, nuestro punto
de reunión puede ser arena, roca o madera; cigarro en mano y bolsa de pipas
para una tarde salada, porque en ningún otro lugar saben igual. Cada cual llega
a su hora, a su manera y con unas ganas de resolver el mundo similar a las de
un niño creyéndose un superhéroe, de los del comic. Cero televisión y teléfono,
nos gusta discutir, y cada uno saca la mejor versión de sí mismo haciéndolo.
Celia nos calma, y nos aguanta, porque de arreglar el mundo es la única que
tiene un poco de idea. A veces Julia se enfada, y su mente es un delirio
incontrolado, entonces se enciende otro cigarro y se sube a lo más alto del
lugar; allí es cuando la belleza nace a través de sus palabras. Y seguimos
charlando, sobre el amor, la política y otros temas de los cuales creemos tener
experiencia cuando en el fondo no tenemos ni puta idea. Muchas veces hablamos
sin pensar, pero nos escuchamos, y sabemos que aunque quizás nunca seamos tan
ricos como queramos imaginar, ya lo somos al tenernos los unos a los otros,
siempre, codo a codo, cada verano.
Decimos y hacemos cuanto queremos, dejamos que cada uno critique y se
enfade a su gusto y manera, resolviéndolo todo con un buen baño de agua fría,
fresca y liviana como un culín de sidra recién escanciado. Hemos establecido
nuestras propias normas de sociedad, ataque y mundo; basándonos en la
simplicidad de que aquí, no existe norma alguna. La música nos sana cuerpo y
alma, y nos hace reivindicar que el mundo sería un lugar mejor si todo se
pareciera un poco más a esto. Nos reímos con Alfie, porque no hay nadie que tenga
tanta felicidad por kilo de grasa en el cuerpo, y dejamos que Mateo siga
discutiendo, sobre lo negro que está todo, y sobre como él sabrá resolverlo con
su propia revolución.
Aquí el mundo se reduce a esto, a palabras con ganas de vencer y acabar con todo, que acaban silenciándose al llegar la séptima ola; ahí es cuando el Norte se inunda de nuestra risa. Y los días acaban igual que empiezan, amaneciendo juntos en un antro, playa o prao; horas arrastradas pero nunca perdidas. Horas que se reducen a nosotros frente al mar, huyendo por un tiempo de la gris realidad que nos rodea; y ahí es cuando nos convertimos en los reyes de nuestro tiempo y mente, volviéndonos absolutamente todo en la nada del resto.
Aquí el mundo se reduce a esto, a palabras con ganas de vencer y acabar con todo, que acaban silenciándose al llegar la séptima ola; ahí es cuando el Norte se inunda de nuestra risa. Y los días acaban igual que empiezan, amaneciendo juntos en un antro, playa o prao; horas arrastradas pero nunca perdidas. Horas que se reducen a nosotros frente al mar, huyendo por un tiempo de la gris realidad que nos rodea; y ahí es cuando nos convertimos en los reyes de nuestro tiempo y mente, volviéndonos absolutamente todo en la nada del resto.
Á
lunes, 7 de marzo de 2016
Pequeña de dudas infinitas
“¿Y ahora qué?” se
preguntaba durante horas,
Inundando su cama de
suspiros por recoger.
Al igual que su ropa,
amontonada después de largos días.
Esos que terminaban comiéndose
sus noches,
Y que dejaban
de existir,
Como sus bailes de
valiente en luna llena.
Cada anochecer la habitación
se llenaba de dudas,
La cama sin hacer miraba
al techo con ojos de perdida,
Al igual que ella.
“¿Y ahora qué?”, de
nuevo, una vez tras otra
Esperando encontrar una
excusa para dejarlo todo,
Y salir de este gris
oscuro que empezaba a teñir su sonrisa.
No era el tabaco ya, eran
las dudas e incertidumbres, y el cielo,
Pero sobre todo las
certezas,
Certeza de que una vez
más, lo que ella anhelaba,
No sería lo que verdaderamente le iba a pasar.
No sería lo que verdaderamente le iba a pasar.
“¿Y ahora qué?”, quien
juega con fuego, acaba quemándose.
Y en quemarse ya tenía
experiencia.
Hoy no, pensaba, hoy tampoco le preguntará nada.
Hoy no es tan fuerte como
ella cree que es,
Hoy no puede arriesgarse.
¿Para qué? Su eterno
sinsentido.
Siempre dispuesta a
perderse
sin conocimiento seguro alguno,
de que alguien vaya a salir a buscarla.
“¿Y ahora qué?”
Á
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