“¿Y ahora qué?” se
preguntaba durante horas,
Inundando su cama de
suspiros por recoger.
Al igual que su ropa,
amontonada después de largos días.
Esos que terminaban comiéndose
sus noches,
Y que dejaban
de existir,
Como sus bailes de
valiente en luna llena.
Cada anochecer la habitación
se llenaba de dudas,
La cama sin hacer miraba
al techo con ojos de perdida,
Al igual que ella.
“¿Y ahora qué?”, de
nuevo, una vez tras otra
Esperando encontrar una
excusa para dejarlo todo,
Y salir de este gris
oscuro que empezaba a teñir su sonrisa.
No era el tabaco ya, eran
las dudas e incertidumbres, y el cielo,
Pero sobre todo las
certezas,
Certeza de que una vez
más, lo que ella anhelaba,
No sería lo que verdaderamente le iba a pasar.
No sería lo que verdaderamente le iba a pasar.
“¿Y ahora qué?”, quien
juega con fuego, acaba quemándose.
Y en quemarse ya tenía
experiencia.
Hoy no, pensaba, hoy tampoco le preguntará nada.
Hoy no es tan fuerte como
ella cree que es,
Hoy no puede arriesgarse.
¿Para qué? Su eterno
sinsentido.
Siempre dispuesta a
perderse
sin conocimiento seguro alguno,
de que alguien vaya a salir a buscarla.
“¿Y ahora qué?”
Á
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