He vuelto, y creo que esta vez para quedarme. Pido disculpas por mi
ausencia, ha sido un tiempo de resaca de proyectos, de los que se quedaron por
el camino y de ti. Repito, he vuelto, pero cambiada, y confío plenamente que es
un cambio irrevocable. Muchas situaciones, personas, casualidades y
causalidades me han echado un cable en esto, y por supuesto tu indiferencia y
tú, que nunca os habéis quedado cortos. Pero no vengo a hablar de ti hoy, sino
que vengo a agradecer indirectamente a todos aquellos que me han demostrado que
no estoy tan sola, no tanto como para seguir queriéndote.
He vuelto, (hace un mes ya) de Hong Kong, que se dice pronto, no tan rápido
pasa el día de vuelo entre escalas, lloros y “su puta madre como pesa esta
mochila”; ni tan rápido pasó el último mes en el que aparte de estar encerrada
en el sweatshop que tenía como estudio, una de las mejores personas a las que,
gracias a Dios, tuve la oportunidad de conocer después de cuatro años ya se
había vuelto a Europa. Y no fue un tiempo fácil, de amor (si se le puede llamar
“amor”) os hablo ahora, pero sabía dónde me metía, y todos sabemos que sarna
con gusto, no pica. He de agradecer a Nacho Vegas el hecho de que cuando estaba
en la mierda, le escuchaba, y él corroboraba que lo estaba. Pero aquí sigo de
pie, y repito, he vuelto, con todo en contra pero con el alma a favor, como el
Real Oviedo, con un par.
He vuelto, repito, de Hong Kong, donde probablemente haya pasado de las mejores
noches de mi vida, y días, también, pero es que yo soy muy de noche. Nunca
pensé que a diez mil y pico kilómetros de distancia me sintiera como en casa.
Gracias Hong Kong, no me has hecho crecer solo intelectual y culturalmente
hablando, sino como persona; ten muy claro que volveré, y esta vez para
quedarme.
He vuelto, y al hacerlo me he topado con los que (nunca) dejé atrás, los
pilares de mi vida, que ellos sí que me han echado un cable, pero para buenas.
Ya sea vía telefónica, dando un paseo o bebiendo vino como condenados; repito,
he vuelto, y al encontraros aquí es más dulce el amargo hecho de volver. Con los
que los Lunes son menos Lunes, y si me apuras son incluso un poco Sábado.
Porque me llevo la palma con ellos, son lo mejor del mundo, algo brutal. Así
que os vuelvo a dar las gracias.
Y finalmente he vuelto, a escribirte, sí, a ti, aunque más arriba
mencionara que hoy no vengo a hablar de eso, que me faltan ya las ganas. Pero,
si, te repito, que he vuelto, pero cambiada, y espero me lo notes, e igual que
estos años pasados, sigas sin saber qué hacer, porque será la única forma de
que yo, por fin, deje de tropezar con tu puta piedra, porque ya vale; y porque
he vuelto más fuerte que nunca, mirándome al espejo con mi mejor amiga y
riéndonos al decir lo buenas que estamos. Porque sí, aunque te joda, he vuelto queriéndome
más que nunca.
P.D: Prometo volver más a menudo.
Á
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