Cansancio emocional provocado por hechos que ni habías previsto, ni imaginado. ¿Cuanto sol te
puede dar sin quemarte, sin atravesarte? Hay veces que sientes como algo te tumba y lentamente acaba contigo. Y es absurdo, como una tarde de Domingo, cuando alguien llega a tu vida, completamente estable por el momento, se cuela y te desmorona todo. Y es que sospecho que esta primavera tuya llega dispuesta a deshacerme el invierno. La coraza que tanto me había costado ponerme, a la mierda. Pienso que es un disparate, todas las sonrisas que se generan por momentos, todos los momentos que empiezo a planear y todos los abrazos no dados que lentamente empiezo a echar de menos. Y es que a veces están demasiado bien los sueños, poco a poco me veo embarcando en un vuelo que no se a que hora despega, ni a donde me llevará; pero hay otras veces que empiezo a cansarme de este constante lío mental, de tener que ir detrás de alguien, y de ver lentamente como cada oportunidad me pasa por delante sin molestarse en picar a mi puerta.
Y ya llevamos varios días e innumerables madrugadas, en las que voy buscando en la basura
unos labios que me digan: "esta noche quédate". Y es que sigo entendiéndote sin entenderte, ¿quieres jugar? Juguemos. Abre dos cervezas y hablemos toda la noche, de si sí, de si no y de por qué nunca te decides; de la locura que probablemente haya en tu cabeza y de la que estoy segura que hay en la mía. Se que no sirve de nada ilusionarse. Pero no te digo adiós, quiero ver qué pasa, quiero ver lo que sucede, quiero ver tu cara. Y mañana, vendré a decirte que el tiempo que ya llevamos perdido, es sólo un tiempo pequeño en el cielo del olvido.
Por favor te pido, échame de menos antes de que me vaya.
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