miércoles, 8 de diciembre de 2010

HAPPINESS, AND I GUESS, I NEVER WILL AGAIN.

Gabrielle, amor mío:

   Déjame llamarte otra vez, aunque tenga que ser la última.
   No me hago ya muchas ilusiones, siento que me rehúyes.
   Para mí, la ausencia no ha hecho sino fortalecer mis sentimientos y espero que, por tu parte, me eches de menos un poco todavía.
   Estoy allí, Gabrielle, contigo.
   Más cerca de lo que nunca he estado.
   De momento, somos como dos personas que se envían señales, cada una desde la orilla opuesta de un río. Algunas veces se reúnen brevemente en la mitad del puente, pasan un momento juntos, al abrigo de los malos vientos; luego cada uno vuelve a su orilla, esperando reencontrarse más tarde, para más tiempo. Y es que, cuando cierro los ojos y nos imagino dentro de diez años, vienen a mi cabeza imágenes de felicidad que no me parecen irreales: sol, risas de niños, miradas cómplices de una pareja que continúa estando enamorada.
   Y no quiero dejar pasar esta oportunidad.
   Estoy allí, Gabrielle, al otro lado del río.
   Te espero.
   El puente que nos separa puede que parezca en mal estado, pero es un puente sólido, construido con troncos de árboles que han desafiado muchas tempestades.
   Comprendo que tengas miedo a atravesarlo.
   Y sé que quizá no lo atravieses nunca.
   Pero dame una esperanza.
   No te pido una promesa, ni una respuesta, ni un compromiso.
   Sólo quiero una señal tuya.
   Y tienes un medio muy simple de mandarme esa señal. Con mi carta encontrarás un regalo de Navidad peculiar: un billete de avión para Nueva York con fecha del 24 de diciembre. Estaré en Manhattan ese día y te esperaré todo el día en el café DeLalo, al pie del Empire State Building. Ven a reunirte conmigo si crees que tenemos futuro juntos...
   Un beso,
Martin


I don't have plans and schemes,
And I don't have hopes and dreams.
I don't have anything,
Since I don't have you.

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